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Coordinadora Editorial:
Amparo Osorio
Asesores Editoriales: José Chalarca y Antonio Correa Losada
Selección de poetas aparecidos en la revista cultural Común Presencia en sus 20 números publicados.
El Día Mundial de
Esta convocatoria que se realiza con el apoyo del Plan Nacional de Concertación del Ministerio de Cultura se institucionaliza por parte de
Nació en Irak (1967). Reside en España desde 1995. Doctor en Filosofía y Letras, y Filología Española Universidad Autónoma de Madrid 2003; el tema de su tesis fue: Las huellas de la cultura islámica en el Quijote. Traductor de varios clásicos españoles al árabe. Autor de: Regalo del siglo que viene (Amman 1995); En busca de un corazón vivo (Madrid 1997); Hojas lejanas del Tigris (Amman 1998); Migajas esparcidas (Novela - El Cairo 1999), Premio Arkansas 2002 por la versión inglesa: Scattered Crumbs; y Las felices noches del bombardeo (El Cairo 2003). Coeditor de la revista cultural Alwah.
NO a liberar a Irak de mí
Esta tinta derramada en vuestra prensa
es la sangre de mi país.
Esta luz diluviada de vuestras pantallas
es el brillo de los ojos en los niños de Basora.
Éste que está sollozando en la oscuridad
de su exilio
soy yo;
huérfano después de que hayáis matado a mis padres:
Tigris y Éufrates;
Viudo después de que hubierais crucificado
la pareja de mi alma: Irak
Oh... por ti, tierra mía: crucificada
de entre las regiones.
Ay... de vosotros, señores de la guerra
Escuchadme:
No a la fiesta de los ejércitos en el tejado
de mi casa.
No al verdugo que habéis plantado
o al que vais a plantar.
No a vuestra libertad caída sobre las cabezas
de mi gente en bombas
No a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.
Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi rabel
y a vuestra ausencia.
Volved a vuestras películas detrás del océano.
Dejad para mí lo que queda
de los minaretes, de los mausoleos
de mis ancestros,
de las tumbas de mi familia, ...
Y bebed de las copas del petróleo
hasta que os saciéis.
Robad la miel del azufre y la arena del desierto.
Llevad con vosotros vuestros clientes.
Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi sangre.
Llevad lo que queráis y marchad,
dejadme solo
con lo derribado de los sueños de mi hermana,
con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia,
con los huesos de mi padre
y el té de la merienda.
Dejadme solo
con las canciones tristes del sur,
con la danza degollada del norte
y con el pavo real de los Yasidíes.
Dejadme solo
curando las heridas de mi tierra Irak
Solo...
igual que María...
solo con mi solitario...
Mi país: el crucificado de entre las regiones.
Sabré cómo animar su resurrección.
Sabré cómo renacer de su ceniza.
¿Acaso habéis olvidado que él es el creador
del Fénix?
Ay, un infierno, para vosotros señores
de la guerra
Escuchadme:
No asustéis a las nubes de Bagdad
con vuestros aviones.
No sembréis soldados en nuestro jardín.
No quitéis la chilaba a mi madre.
No. Grito no a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.
Las aldeas han florecido de mi abrigo,
y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi familia
y a vuestro olvido.
Madrid, 30 de marzo 2003
Nació en 1948 en
Lamento del caramillo
Él introdujo su extremidad en el lago
como quien remoja una pluma en un pozo de palabras...
No era Él del caramillo,
ni tiene el amor qué otorgar cosa:
Entre las bestias el lobo no tiene una valoración acerca de la soledad
de la nieve.
Él va hacia el pasado...
preso de una queja apagada
entre él y el hogar están
el Ensueño y su más reciente sueño.
Él clama por atacar el mapa del Hombre, anunciando su viaje, haciendo pactos con el lugar;
Espíritu encadenado... por su tardanza,
su cuerpo mengua,
miembro a miembro.
Él cuenta vehículos nocturnos,
abre la amistad del Sueño con
Nieve más densa que la largueza de natura,
mensajes de la montaña en el muelle de
piedra liviana,
inclinándose como libros sobre un estante.
¿Por qué pospones tu partida,
si ya no te encuentras aquí?
Nadie recorre tu extensión sino el Ausente,
el Consorte de las Caravanas.
¿Por qué construyes ciudadelas, y las habitas,
por temor a los forasteros, y que te
suceda lo que a tu enemigo?
¿Por qué el tiempo no es suficiente para ti,
por qué no existe espacio suficiente?
¿Dónde te invadió toda esa desolación,
si eres un edén de hojas?
Deja tu extremidad entre el lago,
extiende una pluma de vuelo que lejos te lleve:
Abiertos horizontes para ti;
las citas prometidas se posponen
deja al discurso con sus propios ardides
–Escribe natura lee tu nieve solamente.
Él vino anegado en llanto,
ni hombro ni caudal para él,
contando sus camisas exhaustas por excesos
del camino,
tendiéndole trampas al sueño en la noche no sea que la mano de la distancia se extienda hasta él. ¿Cuándo podrá dormir a pierna suelta
con las emociones heridas ya en sosiego, corriendo como un huérfano, olvidado por
las madres despojadas, descuidado por las nodrizas?
Él viene como quien no irá,
arreglando las piedras del cuarto, preparándose como un escuadrón
para el ataque
El deletrea «pasaje» como en el abatimiento
del exilio,
un lobo cuyo nombre no tiene letras,
cuyo cubil está en la zona interior de su escritura,
extraviado de la manada;
uno profundamente alienado,
anunciando audaz su valentía.
Él irá porque vino de ninguna parte,
él irá a fin de confirmar que, «mapa»
tiene un nombre distinto a casa
y al lamento del caramillo–
Amor, quítale el cuerpo, déjale el alma,
no hagas de su viaje una emigración,
pule el vidrio de su lámpara con tu compasión
para que él sueño le sobrevenga,
y duerma por una noche antes de la muerte
y después.
Amor, éste es tu consorte;
tómalo:
perezoso mensajero entre el lago y el mar.
(Traducción del francés por Rafael Patiño)
Poeta libanesa, nacida en 1970. Trabaja como periodista literaria y traductora en el periódico libanés An-Nahar. Habla siete lenguas. Es autora de los libros de poemas: El tiempo del sueño (1995), Invitación a una cena secreta (1998), Dos manos hacia el abismo (2000), y El retorno de Lilith (2004).
Dueto
–Tus ojos han tejido una luz extraña en mi mirada.
–Es que has despertado el bosque y los marinos del bosque.
–Hace azul. ¿Dónde estoy?
–En mis brazos. Allí donde tu río se incendia.
–¿Y esta luna sobre mi cuello?
–Es mi noche que quiere sellar tu piel.
–¿Comienzo?
–Comienzos.
–¿Y por qué abres los párpados cerrados?
–Para mejor ver tu prisa salpicar mi espera. Para oír a nuestros labios despegar.
–Tú y yo, vuelo de gritos.
–Tú y yo, alas migratorias del poema.
–Seré para ti el pájaro y el cazador.
–No me vencerás: yo me ofreceré a tu fusil.
–Lo plantaré en tu corazón hasta la conquista.
–No es más que perdiendo que se merece el viaje.
–¿Cómo llegar? Tú tienes el cuerpo numeroso de la ilusión.
–¿Por qué llegar? Sé la mano duradera de los fantasmas.
–Tus caderas, pórticos del purgatorio de los perezosos.
–Mis caderas, barrotes de la prisión que libera.
–Mujer tengo sed, viértete.
–Que tus nombres te abreven: ellos perlan sobre mis labios.
–Dejaré a los pecadores llegar hasta ti.
–Pero el violín queda cerrado. ¿Sabrás desbotonarlo?
–Aprenderé. Lo sacudiré como a un árbol hasta hacer fluir todas sus músicas sobre mi lengua. Lo trabajaré como un artesano su oro, como el depravado su condena.
–Lo aprenderé.
–¿Y me harás tuya, bandido?
–Sin cesar y nunca.
–Amo el estremecimiento que arrancarás de mi garganta.
–Entonces ven. El vino retrocede sin ti.
Versión al español Colombia Truque
2ª NOCHE
¡Un poco de viento en las velas de la muerte! No sé cuál rostro se perdió, pero ya no me reencuentro. La noche enrolla sus sábanas, negras a los ojos de los vivos, blancas en torno de los otros.
¡Oh, qué fácil el misterio!
Un árbol, de extraña manera, despegaba hoja por hoja las olas de lo que yo llamaba mis venas, mis uñas y el resto de los pensamientos del cuerpo. La muerte tenía su camisa de cristal, mi sombra le servía de guarida. Nuestras manos se buscaban en lo que el agua quemaba. Los fantasmas comían en las ventanas.
Y en esta noche había un retardo y alguna cosa blanca... En esa oscuridad, la alcoba se enrollaba en torno de su última intimidad.
Y lo blanco decía: soy lúcido.
Lo negro decía: soy todo.
Lo blanco era el pensamiento trémulo de la noche.
Lo negro pensaba: soy el final.
TAREA POÉTICA
Dura como la vida la tarea poética,
y la vida desesperadamente
inclinada, para poder oír
en el gran cántaro vegetativo
una partícula de mármol, por lo menos,
cantando sola como si brillara
y pinchándose en el cielo más oscuro.
Atravesábamos calles repletas de sal
hasta los aleros, y la barba
se nos caía como si sólo hubiera estado
escrita a lápiz.
Pero la Poesía, como una bellota aún cálida,
respiraba dentro de la caja de un arpa.
Sin embargo, en ciertos días de miseria,
un arco de violín era capaz de matar una cabra
sobre el reborde mismo de un planeta o una torre.
Todo era cruel,
y la Poesía, el dolor más antiguo,
el que buscaba dioses en las piedras.
Otro fue
aquel terrible sol vasomotor
por entre las costillas de San Sebastián.
Nadie podrá mirarte como entonces
sin recibir
un flechazo en los ojos.
SUICIDIARIO
¿Quién podrá voluntario despojarse
de sí mismo y seguir habitando
la insatisfacción perecedera
en la conjugación del cuerpo?
CONJUGACIÓN
Ser y hacer
Hacer y no ser
Ser y no hacer
No hacer no ser
(La tarde asalta el pensamiento)
En el crepúsculo
La tarde ya no existe
LA CIUDAD DEL AGUA
Desde la esclusa
turbia en el agua la ciudad invertida
Un hombre sumergido en sus ondulaciones
habita siempre la soledad del líquido
Derechos reservados
© Jorge Torres Medina
ENIGMA AMOROSO
Al anochecer, el temporal dibuja el rostro de la mujer que huye a mi paso en un parterre de la ciudad.
Llegado a la mansión de la dama conjuro con un barbitón al caballero bermejo, antepuesto en el corredor laberíntico, cuya distancia me apresuro a salvar antes de la decimotercera hora en el campanario de la vecindad.
Al franquear su habitación, la dama se incorpora del lecho intentando ocultar el ala asomada en su costado izquierdo. Mitad lechuza, mitad mujer, me mira fijamente a los ojos.
Derechos reservados
© Raúl Henao
Versión al español Colombia Truque
A LOS VEINTE AÑOS...
A los veinte años es un temblor
Ver sus ojos en el agua de las mujeres
La habitación tiene el aspecto del mar
Como dos pájaros que volando juntos se estrellaran
Con el silencio peligroso de los nidos
La noche ha mezclado nuestras edades
Oh melodía de la piedra de las islas
El don
Ningún lugar mejor
que la ciudad para
pensar en ciervos
y bosques,
para hacer del momento
una pura ensoñación,
la vida que queremos
y no existe,
o existe en otra parte.
Venados, osos, perros,
montes y lagos,
y en el camino que traza
el candil
de una luna de hielo,
un hombre
con la pieza de caza
a cuestas.
Por un instante
soy aquel
que, primitivo,
se libra al destino
de un mundo naciente y áureo.
Y pacta acuerdos
con la ruda Ley
que le ofrece por sueño
la vida.
La vida salvaje y bella,
donde copular, cazar, pescar,
cambiar con el tiempo nómade,
es suficiente,
y donde no cabe
ilusión distinta a la labor de cada día,
y el sueño es el simple
descanso,
el dios que vela tus fatigas.
Y vivir, el don.
Derechos reservados
© Elkin Restrepo
EN EL PARQUE
En el parque esta tarde, horas y horas,
Emilio en sus patines con los árboles,
con ellos de la mano –mi hijo alegre,
juntos se esquivan, corren, se acompañan,
mueven al paso ramas, piernas, sombras,
en este instante eterno de su risa
crece el ruido de ruedas en las piedras,
describen entre sí figuras, círculos,
verdes, veloces, con pájaros, con nidos,
el viento va tras ellos, van las hojas,
y a veces en rumor se oyen los cantos
de tantos pájaros que nacerán mañana.
Árboles que patinan, pero nunca patinan
y por eso con él van patinando...
El hijo que me esperaba aquí en la tierra,
antes de yo nacer, con estos árboles.
El hijo que atravesó la sangre de los míos,
veloz en su carrera hasta alcanzarme.
Allá viene, allá va, de un sitio a otro,
con sus verdes amigos de la mano,
juntos vuelven, se alejan, se aproximan,
hasta el último pliegue de la luz,
hasta que cae la noche y se dispersan
y el tiempo todo se nos vuelve espacio.
Derechos reservados
© Eugenio Montejo
TRANSEÚNTE
Viajando somos frágiles
en la tenue morada del amanecer
Viento que traza en el polvo
la mueca secreta del ausente
Calles enceguecidas
por el ojo cíclope de los edificios
Fuerza abierta del túnel
La vida expuesta
en fugaces y oscurecidos trazos
mientras la memoria
clava su asombro
en las ciudades enterradas
CANOA
En la cárcel del agua
una estrecha oquedad
lleva con parsimonia
las vigas de mi cuerpo
No sé si muero o vuelo
sobre oscuras maderas
OSCURO RITUAL
El sueño avanza
golpeado entre delirios
y el poema
su ala perdida e inasible
Insectos gritan
y ondulan las hojas ebrias de mayo
Hombres gordos como ganado
cargan en sus espaldas
la palabra emboscada
Incisiones profundas
oquedades
tumbas envueltas por el verdor
la niebla
ramos enrojecidos ramos marchitos
lleva y trae la muerte en su gran borrachera
Derechos reservados
© Antonio Correa Losada
APUNTES PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA
Nací en Santa Marta el 4 de octubre de 1957.
Tengo mujer, dos hijos que veo crecer y un perro.
No estoy atado a nada en particular.
De los 510.101.000 kilómetros cuadrados
que tiene la tierra de extensión
ni un sólo metro es mío.
Mi única preocupación
es acaso la de amar verdaderamente.
Acaso la de arder con aquello que amo.
Creo en el diálogo con la luz,
el diálogo con la tierra,
para exaltación de los sentidos.
Desde los 15 años escribo poesía.
Creo que ella cura de cierto desencanto
de cierta melancolía,
permite así sea fugazmente
recuperar cosas perdidas.
Ayuda a comprender en algo
el sentido de lo humano.
Me gustan el mar, los libros,
la marihuana, las bebidas fuertes.
Me gusta recordar a los amigos.
Me gustan la música, la noche, los caminos.
He cruzado los dedos y respirado hondo.
He compartido con el ocaso
la gloria de no ser nada.
A mis cuarenta años
en esta lucha por llegar yo no sé adonde
nunca he sentido envidia de nadie.
Sólo el aire sabe del final de la ruta.
En lo profundo de mí guardo la esperanza
de que la muerte no sea más que un espejismo.
Derechos reservados
© Fernando Linero
MAR, EL VIENTO QUE HE SIDO
Es el mar que va en el viento
Y rueda como lágrimas orientales
En inútil travesía
Música voluntaria que he sido
Sin objeto
Escasa lucidez que absuelve y repite
Mi único corazón.
DOTCE FAR NIENTE
Sólo una línea de la mano
Recibe su dolor.
Divididas la ruina y la caricia,
El ocio
Nos permite ser eternos.
AB IRATO
Cara o cruz se desean la vida
Y la muerte
Y muy cercano el bien de las cosas
Volverá a alcanzarnos
Sin condición o enigma del olvido.
La ira es otro miedo.
El tiempo merece
Su rutina
En lo humano de sí mismo.
Derechos reservados
© Hernando Socarrás
Versión al español Alfredo Silva Estrada
TODO Y NADA
A Jean Starobinski
Yo no dejo de oscilar entre el miedo al Vacío y el llamado de Nada, pero, por otra parte, apunto a lo Lleno, abarco el Todo (y, en verdad, quien mucho abarca...). Es el juego del Todo y de Nada, de lo Lleno y del Vacío –ese juego insensato de escribir (Mallarmé)– curiosa mezcla de jaque mate y de ruleta rusa: Todo se juega en el centro –fuera de lo cual (no) hay Nada (ceniza). ¿Por qué escribir? Por nada (porque hace frío, porque está oscuro, porque el agua escasea cada vez más y la casa se quema, etc.). Uno siempre escribe en pura pérdida: sin cesar uno corre, uno trabaja para su pérdida –sí, pero purificándola, ¿no saca uno acaso una ganancia inestimable?... Terminar, pues. Escoger un punto de caída. No tener más que un punto de mira. Hacer el vacío. Hacer lo lleno. Vaciar. Llenar. (Soy un blanco cuya muerte es el centro –el centro vital.)
Derechos reservados
© Vahé Godel